Una gran mayoría de las mujeres (incluso algunos hombres), hemos hecho uso de las fajas modeladoras,
y hay que reconocerlo, con óptimos resultados; ese traje nos acomodó mejor, sin acaso notarse aquellos molestos "rollitos".
Pero, hay varios peros importantes de saber, que se refieren hasta cuánto es recomendable y que consecuencias puede traernos su
uso continuo.
Felipe Costa, Cirujano Plástico, considera que usar una faja para modelar el cuerpo, se debe tener claro un objetivo específico y que una vez cumplido éste, hay que dejar su uso, enfatiza que “No es sano que perpetuemos su uso, una faja aumenta el calor y la humedad local, ejerce presión y roce continuo sobre los tejidos, impide la ventilación normal de éstos, nos limita la movilidad corporal y la actividad de nuestra musculatura” .
Las prendas reductoras que son de lycra
y algodón, son menos efectivas debido a que guardan menos el calor,
pero si provocan humedad, que en muchos de los casos generan
alteraciones en la piel, como son la aparición de micosis u hongos.
También
se han hecho estudios donde se demuestra que al comprimir con esta
prenda, por ejemplo, la zona del tronco, más si es una persona obesa,
los órganos internos se ven a su vez comprimidos por toda esa grasa
que va hacia adentro, lo que además trae consecuencias de sensación de
ahogo, o al ingerir alimentos estos no se procesan igual pues puede
suceder que su paso normal esté comprimido.
También indica el doctor Costa, que dicha prenda elimina la función de contener la pared abdominal, dice textualmente: “Cualquier
músculo que presenta inactividad por un período prolongado de tiempo,
va perdiendo su entrenamiento, tonicidad y finalmente se atrofia. Parte
importante de nuestra curva abdominal se debe a la capacidad propia de
nuestra musculatura de la zona de mantener esta tonicidad y tensión de
la pared. Una persona que utiliza faja de forma permanente debilita su
musculatura”
Cuando si es recomendada
En cuanto a su uso primordial nos menciona el cirujano plástico, que en cirugías plásticas,
las fajas y bodies cumplen un papel fundamental, por permitir comprimir
los tejidos que fueron tratados quirúrgicamente, como una lipoescultura o una abdominoplastía,
facilitando los procesos de cicatrización profunda de los tejidos,
ayudando a adherir de la mejor forma y reabsorbiendo los líquidos
inflamatorios y postquirúrgicos.
También, limitan en forma
adecuada la movilidad de la región operada, la protege durante ese
primer mes después de una operación. Cumplido ese período, la fajas
deben ser retiradas para que la musculatura y el resto de los tejidos
blandos recuperen por sí mismos, sus capacidades de forma fisiológica,
para que el paciente lleve una vida normal.
Por lo tanto, si
insistimos en su uso, dosifiquemos el tiempo del mismo y que sea solo
para aquellas ocasiones que lo ameriten, esa evento especial, eso si,
bajo la premisa que si nos sentimos con molestia, es mejor retirarla
antes que comprometer nuestro organismo a una descompensación, hasta un desmayo en plena actividad.
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